Mar 31 2006

De candiato a presidente

Published by at 11:16 am under Vida

De candidato a presidente
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Por Rogelio Hern?ndez Rodr?guez

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EL tiempo se acorta para la elecci?n presidencial y las encuestas sobre preferencias ciudadanas siguen marcando una ventaja de alrededor de siete puntos para L?pez Obrador. Por m?s que Calder?n y Madrazo han aumentado sus tiempos en la televisi?n y la radio, el excesivo gasto s?lo ha servido para incrementar las ganancias de las empresas pero no para que ambos ganen presencia entre los ciudadanos. Por el contrario, la ventaja de L?pez Obrador parece tan firme que los ataques en su contra, por m?s incisivos que sean y muestren las inconsistencias del candidato o sus frecuentes contradicciones, poco da?o hacen al ex jefe de Gobierno. Por m?s que lo comparen con el presidente venezolano Ch?vez, transmitan sus antiguas promesas de debatir o reiteren los insultos de L?pez Obrador al presidente Fox, sus preferencias apenas han logrado disminuir dos puntos que de todas formas no acortan sustantivamente la distancia respecto del segundo lugar.

Por m?s que se diga que cualquier cosa puede suceder, todo indica que L?pez Obrador ser? el pr?ximo presidente del pa?s. Esta creciente certeza ha agudizado los temores de que el tabasque?o haga de su gobierno un remedo del populismo de los a?os 70 del siglo pasado y que ceda f?cilmente a la tentaci?n de convertirseen un l?der por encima de las instituciones, con el consiguiente regreso al autoritarismo. Sobran razones para justificar los temores, porque tanto la personalidad del candidato como su desempe?o al frente del gobierno capitalino ofrecen una larga lista para confirmarlo. Con todo, existen dos elementos que a?aden motivos de preocupaci?n.

La primera es la fuerte diferencia de votos que existe entre el PRD y su candidato. De acuerdo con la m?s reciente encuesta de Mitofsky, L?pez Obrador registra 37.5% de las preferencias pero su partido apenas llega a 29% como opci?n para el Congreso, lo que revela claramente que la fuerza del candidato no est? sustentada para nada en la pobre presencia de su partido. Con una diferencia de ocho puntos, ser? muy f?cil que L?pez Obrador se sienta elegido por el gen?rico pueblo y sin compromisos con su partido ni con las instituciones y, peor a?n, investido de un mandato directo e inapelable para gobernar a nombre de ese pueblo. Como ya lo hizo antes, el tabasque?o podr? interpretar la ley y la pol?tica a su antojo sin sentirse obligado ante nadie.

El mesianismo tan advertido por los analistas, tiene ahora un fundamento que para desgracia de la misma democracia, derivar? exactamente de su ejercicio.

De mantenerse la tendencia anunciada por Mitofsky, ser? seguro que el gobierno de L?pez Obrador tendr? que lidiar con un Congreso controlado nuevamente por PRI y PAN que ganar?an en conjunto m?s de 60%, y que le impedir?an cualquier reforma estructural o que beneficiara al nuevo presidente. Si con Fox el conflicto entre poderes fue constante y llev? a la par?lisis al Ejecutivo, con un L?pez Obrador convencido de ser el int?rprete del pueblo, los problemas con el Congreso ser?n mucho m?s agudos y f?cilmente pueden llevar a que el presidente lo desaf?e y trate de enfrentarlo con m?tines y agresiones organizadas. En estas condiciones, la par?lisis del gobierno ser? lo menos costoso porque lo que realmente estar? en riesgo ser? la estabilidad pol?tica. Nada extra?o ser? que L?pez Obrador invierta sus primeros tres a?os en una pol?tica en extremo populista con el prop?sito de ganar los votos para 2009, que le den el control del Poder Legislativo y le permitan modificar la Constituci?n, no para iniciar reformas econ?micas que den certidumbre, sino pol?ticas que le aseguren el poder m?s all? del t?rmino legal. En esas condiciones, ser? el mismo Ejecutivo el que se empe?e en un enfrentamiento que tarde o temprano involucrar? a los tres poderes y en el cual estar? escudado en el apoyo popular.

El segundo problema se encuentra en la congruencia y eficiencia del pr?ximo gobierno. No se necesita mucha agudeza para descubrir que el gabinete estar? integrado fundamentalmente por ex pri?stas y personajes con alg?n reconocimiento personal, que se asumen en igualdad de condiciones y, sobre todo, que no reconocen ning?n compromiso partidario sino s?lo sus v?nculos con L?pez Obrador. Con funcionarios que tendr?n en la mira su propio futuro pol?tico y, desde luego, sus posibilidades presidenciales, el gabinete ser? el espacio ideal para frecuentes enfrentamientos que har?n imposible desarrollar alg?n programa de gobierno. Si en el gobierno foxista el desorden administrativo y la incongruencia se ha debido a la falta de liderazgo presidencial, con L?pez Obrador el problema se repetir? pero esta vez por la ausencia de autoridad y los conflictos personales de los secretarios.

M?s delicado porque cada secretario, en la medida que no guarda relaciones con el PRD y sus grupos, llevar? consigo a funcionarios que le deber?n lealtad personal y no institucional. Pero como ha sido una constante en el PRD, los triunfos deben traducirse en un reparto de puestos a los m?ltiples grupos que constituyen al partido y de cuya compensaci?n se deriva la precaria estabilidad interna, y esta vez ni los secretarios ni el mismo L?pez Obrador estar?n dispuestos a premiar a quienes poco hicieron por su triunfo. El PRD estar? ante la gran paradoja de ganar unas elecciones presidenciales y no tener ning?n acceso real al ejercicio del poder ni a sus beneficios presupuestales. A los previsibles conflictos entre secretarios se sumar?n las rencillas con las facciones y los l?deres que han hecho del PRD su forma de vida. El punto delicado es que tampoco habr? un caudillo capaz de arbitrar las diferencias porque L?pez Obrador a lo ?nico que prestar? atenci?n ser? a su popularidad.

Las elecciones, en especial cuando se vuelven plebiscitarias, producen candidatos muy fuertes entre la poblaci?n m?s desprotegida, pero no crean ejecutivos capaces y eficientes. L?pez Obrador se ha convertido en un l?der que busca representar ?nicamente al pueblo, sin que las instituciones, los poderes y la ley sean referentes obligatorios y menos a?n condicionantes de su mandato. Se ha rodeado de personajes que le garantizan apoyos electorales y que no tienen ning?n v?nculo real con el PRD y que, por ende, reproducen el mismo esquema individual del l?der. No habr? programas de gobierno sino proyectos personales que har?n de la pol?tica un constante conflicto y que adem?s de arriesgar la estabilidad que hasta ahora se ha mantenido, convertir?n el gobierno en uno de las m?s incompetentes. Por supuesto que las reformas estructurales y la certidumbre econ?mica ser?n asuntos secundarios que s?lo aparecer?n cuando se da?e la popularidad del nuevo presidente.

Investigador de El Colegio de M?xico

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